viernes, 20 de agosto de 2010

Pasmo 31: Eso de la Memoria histórica.

Ya sé que me voy a meter en un jardín muy chungo, que me van a dar por todos los lados, que me van a tachar de insensible o incluso de fascista. Pero es que no lo puedo evitar. Quizás sea por mi "filosofía vital" un tanto desapegada pero hay cosas (de esas que se dan por hechas e indiscutibles) que no acabo de entender, que me dejan PASMADO vamos.

Me refiero en este caso al tema de las exhumaciones de los muertos en la Guerra Civil (preferentemente los de uno de los bandos)

Aquí nos encontramos con expresiones como "enterrar de manera digna", "devolver a las víctimas los restos de sus antepasados fusilados","compasión"...

Claro, así es muy difícil cuestionar nada sin quedar como un auténtico cerdo. No lo sé, quizás lo soy. Para empezar me importa un bledo donde están enterrados mis abuelos, no se me ha ocurrido nunca ir a visitar la tumba de nadie como no sea el día del entierro. Imagínense si es un abuelo (como la mayoría de los casos de los que hablo) al que ni siquiera conocí.

No creo que unos huesos tengan nada que ver con quien en vida fue un ser querido. Eso tiene que ver, al decir de algunos comentaristas, con una tradición católica que yo no comparto. Otras culturas tradicionalmente han quemado a sus muertos y a correr.
De nuevo en este caso nos encontramos con la cuestión subjetiva de los sentimientos de cada cual. Pero como ya saben mis cuatro lectores, en mi opinión, las leyes de un Estado no deben ser condicionadas por los "sentimientos" de los ciudadanos sino por cuestiones objetivas y medibles.

El gobierno de lo sentimental

No sé, yo cuando pienso en este tema me planteo un caso hipotético pero, creo, bastante realista.

Imaginemos que, con base a una cierta documentación o a la denuncia de un familiar, se sopecha que en lugar determinado hay enterrados muertos de la Guerra Civil.

En este caso creo (si no corríjanme) que la iniciativa debe partir de la autoridad judicial. La excavación posterior no se puede hacer con excavadoras, evidentemente. Hay que contar con equipos forenses, arqueólogos,... Habrá que coger TODOS los huesos que haya ahí y hacerles pruebas de ADN comparando con TODOS los familiares reclamantes, hasta identificar TODOS los restos posibles.

En el mejor de los casos se entregará a los familiares un saquito con unos cuantos huesos y se les dirá: "Ahí tiene usted a su abuelo". Estos echarán la lagrimita -en la mayoría de los casos, repito, el abuelo era un desconocido-, los enterrarán (de nuevo pero en otro sitio o quizás los quemarán y esparcirán) y aquí paz y después gloria.

¿Tienen idea del coste que conlleva esto? Yo desde luego no, pero en tiempos de crisis, con una justicia saturada, cuando los crímenes ACTUALES tardan un montón de tiempo en resolverse por falta de medios (tanto económicos como humanos) ¿vale la pena todo este dispendio? ¿No sería mejor poner una placa "in memoriam" y dejar las cosas como están? (como han hecho en una sima con muertos del bando franquista de la que no he encontrado la referencia).

Como casi siempre, no tengo la respuesta, sólo tengo dudas ante temas que se plantean como indiscutibles.

En todo caso me parece sintomático como se escaquea la responsable de justicia de la Junta de Andalucía cuando se le plantea el tema, basándose en las dificultades técnicas y económicas. La teoría está muy bien, pero cuando se pasa a la práctica parece que mis dudas no son tan descabelladas.
ADDENDA: Después de escribir mi entrada me encuentro con que la escritora Carmen Posadas también está de acuerdo conmigo. No habla de los muertos de la Guerra sino de otro cadáver "mediático" pero creo que lo que dice es extrapolable (espero que ella también lo considere así) y coincide plenamente con mi postura. (aunque en el caso del que habla la Sra. Posadas estaría más justificada la búsqueda por temas judiciales). Y si no lo creen, lean, lean:

"...En estos días, por ejemplo, se pone en marcha por cuarta o quinta vez la búsqueda del cadáver de Marta del Castillo. Hasta el momento, y según cálculos nada optimistas, se llevan gastados en dicha búsqueda varios millones de euros. Todo el mundo sabe que la niña está muerta, todo el mundo sabe también que el asesino ha confesado la autoría, pero por lo visto no es suficiente. Cada vez que el caso languidece, la familia logra movilizar a la opinión pública para que se reanude la búsqueda en un sitio distinto sin que nadie, con un mínimo sentido común, diga que eso es una necedad. Que argumente por ejemplo, algo tan elemental como que, a pesar de que en caso policial siempre es mejor recuperar el cadáver, nada devolverá la vida a Marta. O que el dolor de unos padres y su deseo de recuperar el cuerpo de su hija son muy comprensibles pero que no justifican gastos tan desmesurados. Y por fin tampoco se esgrime el argumento más evidente de todos: que ese dinero podría emplearse en otras causas, en otras búsquedas, en paliar el dolor de tantísimas familias en circunstancias parecidas cuyos hijos también están desaparecidos pero, a diferencia de Marta, tal vez sí estén vivos". (La negrita es mía)

miércoles, 4 de agosto de 2010

Pasmo 30: El Pais Vasco III. Por qué votar al PNV


Como todos mis amables lectores saben, el PNV ha estado en el gobierno vasco ininterrumpidamente desde el principio de nuestra etapa democrática. Tan sólo ha sido desalojado en las últimas elecciones y eso gracias a unas circunstancias bastante anómalas como son el pacto entre el PP y el PSOE (¡¡Inaudito!!) y la prohibición (justa y adecuada en mi opinión) de una opción político-terrorista, que de haber asistido a las elecciones hubiera cambiado el panorama político en Euskadi.

¿Esta amplia preponderancia del PNV quiere decir que la mayoría de la sociedad vasca comulga con las tesis nacionalistas?

No lo sé, pero habiendo pasado unos días por esas tierras (ya ven si me está cundiendo) se me ocurren otras razones para votar al PNV.

He visto calles limpias y bien cuidadas, espacios infantiles extensísimos e impecables, con juegos para los niños chulísimos que en Aragón yo jamás he visto, centros cívicos-deportivos enormes con montones de servicios gratuitos o a precios simbólicos... Y así podría continuar.

En general se percibe un ambiente de riqueza y prosperidad, una riqueza y prosperidad aplicada además al disfrute del ciudadano. Esto, ya se lo digo yo, no se ha conseguido en el poco tiempo que llevan gobernando PSOE-PP (de hecho me dicen que uno de los principales cambios ocurridos en el gobierno vasco es la proliferación de esos extraños bichos llamados "asesores" -¿les suena?-). Esto viene de antes. ¿Es de extrañar que mucha gente "de la que no se mete en política" vote a un partido que les hace vivir mejor que en otras comunidades?

De hecho posiblemente han sido las propias tesis nacionalistas extremas del PNV (plan Ibarretxe y demás) las que han acabado por hartar a la población. Pero, ¿conseguirán el PSOE-PP con su gestión del dinero público que el PNV vuelva al gobierno más fortalecido que nunca? Al tiempo.

domingo, 1 de agosto de 2010

Pasmo 29: El Pais Vasco II. ETA y la memoria histórica


En la conversación que comentaba en la anterior entrada tuve un "dejà vu". Estaba teniendo un debate que me era familiar pero con distintos actores. Y lo que me dejó pasmado: yo mismo estaba teniendo posiciones opuestas a las habituales.

Mi oponente hablaba de dejar pasar, de reconciliación, de que no se puede vivir siempre mirando al pasado, de olvidar, de pensar en el futuro...

Yo en cambio defendía que las heridas no se pueden cerrar en falso, que hay que depurar responsabilidades,...

¿les suena? Para mi está claro. Es muy similar al debate que hemos tenido en España últimamente respecto a la tan traida y llevada "Memoria histórica"

Está claro que si comparamos a ETA (una banda fascista y criminal) con el franquismo (un regimen fascista y criminal) las similitudes son evidentes.

Entonces, ¿por qué me encontraba yo defendiendo posturas opuestas a las habituales? ¿Soy un maldito hipócrita, soy un incoherente, soy un franquista? (Todo esto me lo han llamado alguna vez o sea que igual tienen razón).

Como a nadie le gusta reconocer que es ninguna de estas cosas me he puesto a reflexionar sobre el final de ETA y el final del franquismo y sus diferencias, que justifican mi distinta postura en cada uno de los casos.

1. El franquismo se acabó hace más de 30 años y su última etapa fue bastante "ligth" de forma que tanto víctimas como victimarios están muertos hace tiempo, así como sus familiares más cercanos. Las compensaciones y homenajes llegan tarde y posiblemente hacen más daño reabriendo viejas heridas y polémicas que el bien que puedan hacer. Es como otras actuaciones como cambiar nombres de calles, etc... Sinceramente, 30 o 40 años del fin de ETA ¿de qué serviría quitar el nombre de un etarra de una calle? Cuando ya nadie se acuerda de quién era ese señor ¿ganamos algo con el cambio? ¿Tiene sentido? En cambio ahora, cuando sus víctimas o familiares más cercanos caminan por esa calle, cuando hay gente que enaltece la figura del canalla... Ahora es cuando esas actuaciones tienen sentido y no nos debe temblar la mano al realizarlas. 40 años después de finalizado el conflicto..., me suena a lavar conciencias culpables y querer llegar (tarde y sin riesgo personal alguno) a una lucha a la que la cronología les impidió asistir y que consideran fundamental para profesar una determinada ideología.

2. La Ley de Amnistía que para muchos acabó con el franquismo de una manera vergonzante que ahora hay que rectificar, fue CONSENSUADA. Es cierto que a muchos "valientes" que por su juventud no estuvieron allí eso no les gusta y que afirman que "si ellos hubieran estado allí" no lo hubieran consentido. A eso en mi pueblo se llama hablar "a toro pasado" o ser un torero de salón. Es muy fácil hablar de lo valiente que hubieras sido 30 años después de que ocurrieran los hechos.
El caso es que en la transición, incluso las víctimas (representadas por los partidos de izquierdas) acordaron acabar con aquello mediante una amnistía (quizás, no lo sé, porque a algunos tampoco les convenía que se revolviera mucho su pasado).
Algunos dicen que aceptaron esas condiciones por el miedo a la extrema derecha y a los militares. No lo sé. Pero cuando leo el histórico discurso de Marcelino Camacho a mi me parece sincero.
Y les recuerdo que cuando quiero decir consensuado, quiero decir que también los franquistas aceptaron dejar el poder, sus pretensiones totalitarias y dejaron de ejercer la coherción y la violencia. ETA no ha dado ninguno de estos pasos, por lo tanto pedirles a las víctimas (a toda la sociedad) que realicen un acto de generosidad y olvido como el que se realizó en la transición, que olviden y perdonen, es poco menos que una burla cruel.

Pues eso es lo que hay. El veredicto lo tienen ustedes. ¿Soy un hipócrita? ¿un franquista quizás? ¿o mi tratamiento diferente de ambos temas está justificado? No sé, no sé...